UN FINAL FELIZ

Después de enterarse de la muerte de sus amantes, Elicia y Areúsa contratan a unos hombres para que le den un buen escarmiento a Calisto. En uno de sus encuentros con Melibea, Calisto, ayudado por unos vecinos, tras darse cuenta de las malas intenciones de esos hombres, consigue, no sólo librarse de una brutal paliza, si no propinarles la paliza a ellos, los cuáles salieron huyendo para que la cosa no fuese a mayores.

Tras el incidente, Calisto, se reúne con Melibea y le propone matrimonio. Propuesta que Melibea acepta sin ningún tipo de duda. Con la imperiosa necesidad de sincerarse con su futura esposa, Calisto le explica a Melibea, desde un principio, como había contratado a Celestina, tras haberse enamorado perdidamente de Melibea, toda la trama hasta conseguir su amor. Ante tal sinceridad, Melibea, perdona a Calisto su proceder y le dice a su amado que se alegra de que él haya sido capaz de cualquier cosa por su amor.

Se casaron en una tarde apacible de primavera, y fueron felices por el resto de sus vidas.